Cuando era chico un día le dije a mi papá que quería un reloj (para ese entonces era una cosa que te pones en la muñeca para ver la hora; en realidad es eso pero a un nivel mas profundo). Me dijo que no me iba a comprar porque no quería que me vuelva esclavo siendo tan chico. No entendía a que se refería con esclavo.
Luego tuve relojes, pero no ocuparon el lugar importante que ahora ocupan en mi vida.
No me acuerdo en que cumpleaños exactamente, fácil cuando cumplí 14 ó 13 años, pero ese 14 de mayo de 200X mi papá entró a mi cuarto y me despertó con un G-Shock azul. Siempre me atrajeron los Baby-G porque apretabas un botón y un muñequito en la LCD bailaba. Pero era un G-Shock, y era azul, double score. Coincidentemente ese día salí en la tele (porque mi papá tenía una secuencia en Hola Perú (canal 7) donde hablaba de zapatos de mujer, y me jalo a escena diciendo que era mi cumpleaños) y me gané con Viviana Rivasplata y un par de modelos más con casacas de cuero semiabiertas (y nada abajo) que luego hicieron un pequeño desfile (en el mismo programa). Osea fue un buen día.
Ese reloj me acompaño por mucho tiempo, hasta que se le salió esa cosita de plástico que tienen para meter lo que sobra de la correa, y meses después se me cayó jugando basquet (me dí cuenta de mi muñeca vacía luego del partido cuando pretendía ver la hora). Ahí entendí a que se refería mi papá con eso de "ser esclavo del reloj": tener la hora a tu disposición, o más bien, que la hora te tenga a su merced; es como una dimensión más, un suelo alterno al que te aferras para saber donde estás parado; cuando te lo quitan es como si estuvieras pisando la nada, a punto de caer. Antes, el reloj de metal con correa de piel de tiburón verde de mi papá era simplemente un objeto ornamental; luego paso a ser algo mucho mas indispensable.
Luego mi padrino me compró uno por mi confirmación. Preciso el regalo de mi padrino.
Hace unas semanas se rompió la correa de mi reloj, ya se imaginarán la desesperación en la que estoy.