Luego de hablar con mi mamá me di cuenta de que no soy el único. Luego lo corroboré conversando con algunos amigos. Generalizando, si una persona te gustó, nunca te va a dejar de gustar. Probablemente la excepción más general a esta situación es que lo termines odiando, por A o B razón. Otra posibilidad para ese "gusto" es que se transforme en admiración, y luego en amistad, y que tu super crush pase a ser tu mejor amigo.
Esas son, para mí, las únicas dos posibles terminaciones de un "gusto". Porque si te gustó fue porque algo en esa persona coincide con las cosas que buscas, y las personas no cambian -amenos que quieran cambiarlo (y no creo que nadie quiera cambiar algo atractivo)-. También puede dejar de gustarte por alguna desilusión o desencanto, pero eso es, por lo general, porque no era la persona indicada, y eso es algo aparte.
Pero ese no es el punto. El punto es que, obviando esas dos opciones terminales (y la de desilución), te va a seguir gustando, te va a seguir dando celos, te va a seguir pareciendo una persona admirable, y va a seguir siendo una persona grata en tu vida. Esto implica dos cosas:
- Uno tiene que aprender a comportarse de acuerdo a la situación, especialmente al momento de estar en una relación; rodeado de tantos "gustos", uno tiene que aprender a manejar su corazón, a mantener una distancia pertinente -aunque no radical-, y tener todas las cartas sobre la mesa para evitar futuros resultados -inesperados- e indeseables.
- (Ya no es suficiente alejarse de sus exes, hermanas y mamás.) Uno tiene que respetar los "gustos" de los demás; no necesariamente mantenerse alejado de la flaca que hablaba con ese broder de biología marina que se viste raro y con quien nunca has hablado, pero si, mínimo, considerar que algunas personas fueron "gustos" de tus amigos o de gente de tu círculo más cercano. Porque estoy seguro de que ninguno de ustedes toleraría que la chica o el chico con el que salían hace un tiempo esté ahora con algún amigo suyo. Es un tema bastante delicado.
Sobre la ruptura
Ahora. Las rupturas pasan. Estamos en
Testing Phase (Punto 20, GPRA). Es normal, y a veces es mejor. Es parte de la selección natural. Y son jodidas porque significan un cambio bastante significativo en nuestra vida diaria. Ya no hay a donde ir a almorzar los fines de semana, ya no vas a jugar con su hermanito -ese que te admiraba y corría a saludarte gritando tu nombre-, y tampoco vas a poder echarte en el sillón predilecto. Vas a llegar más temprano a tu casa cuando salgas porque ya no vas a tener que llevarla a su casa y ahora por lo menos te va a pesar un poco la billetera. Ya no tienes suegra, tu suegro ya no te va a tasar con la mirada, y sus amigas ya no te van a tener bajo la lupa.
Pero ese tampoco es el punto. El punto es que es difícil manejar las rupturas. Enfrentar la soledad es una cosa complicada; la mejor opción es siempre la amistad verdadera, los amigos incondicionales, y la risa. Frecuentar lugares diferentes, cortar comunicación y dejar que pase el tiempo.
El tema se pone complicado cuando de amistades se trata, y especialmente cuando las relaciones fueron largas. Es importante definir, de manera tácita y no-verbalizada, que "él es mi amigo y ella es tu amiga" para armar esas barreras invisibles, que, de una u otra manera, protegen los sentimientos de uno y del otro, pues evitan encuentros "accidentales" inesperados (esos con resultados desconocidos e incontrolables).
Y tampoco es chévere que los demás se metan en tu relación (o tu ex relación). Por lo tanto, tampoco los metas; es un tema de dos, no de tres, cuatro, diez, etc. Sólo dos personas toman las decisiones. Y se necesitan dos personas para una relación; si sólo uno quiere, sólo se logra prolongar la agonía. A veces un tiempo facilita las decisiones, pero ese "tiempo" también debe obedecer las condiciones de la ruptura