En la sonrisa serena de un niño durmiente
sentí el amor de una madre
en ese fin de semana
que ya no tengo
donde dormí el grito de una
Libélula Moribunda
que palpita su llanto
-abdomen alargado-
y tiene ataques de locura
y al fin en su amargura
explota la brisa
y canta en mi oído
un pedido de ayuda.
Hasta luego.
Vivo en Barranco City (mentira, ya no, pero he vivido como 6 años de mi vida ahí), toco música, escribo como hablo (pero me esfuerzo por poner todas las tildes) y estudio Medicina.