miércoles, 7 de julio de 2010

Kafka en la combi


Hace unos días fui a mi colegio para hablar con el señor Landa (mi profe de psicología) sobre unas cosas que quería que haga. Como siempre está ocupado estuve esperando un buen rato, y me cruzaba con otros profesores. Extraño el colegio; es agradable encontrarte con profesores que has querido, y que te han enseñado por más de la mitad de tu vida (trece años en el colegio es un montón). El punto es que me encontré con mrs. Holt (mi profesora de teoría del conocimiento); entre todas las cosas que conversamos, hubo una frase que me tocó más de lo normal; "¿Y lees?"

Toda mi vida leí mucho en el colegio, por lo menos más que el común denominador; mi papá siempre me inculcó el interés por leer, y en tercero de primaria estaba en una actividad que se llamaba "Reading" (a obvia insistencia de mi madre). Entonces, ya por iniciativa propia, en cuarto de primaria me leí los tres primeros libros de Harry Potter, en inglés y castellano; el segundo, The Chamber of Secrets, lo leí una vez más porque me parecía el mejor (aunque ahora me gusta más el tercero, The Prisioner of Azkaban). Cuando salió el cuarto, el año siguiente, también lo leí, y Harry Potter fue el comienzo de mi historia como lector. 

Pero ahora estoy estudiando medicina; no tengo tiempo para leer, y encima en la biblioteca sólo hay libros de ciencia y monografías pasadas: nada de literatura común y corriente. 

Hace tiempo que quiero leer a Haruki Murakami; es un autor japonés contemporaneo ganador de un montón de premios, pero probablemente nunca han escuchado de él. Es el autor favorito de mi ex enamorada, Anais, y uno de los favoritos del Señor Bassino, un profe chévere de mi cole. Entonces era una obligación cívica leerlo. Y, ya que estaba en mi colegio, me metí a la biblioteca y saqué Kafka en la orilla, aparentemente su mejor obra (y, cuando mis patas me veían en la universidad y me decían "¿Qué lees?¿Kafka?", he repetido, un inumerable número de veces, que no es un libro de Kafka, sino que el título dice "Kafka" porque el protagonista se llama así).

Ahora, ya antes he hablado de combis (Traslación Distrital); es más, suelen ser uno de mis temas principales. Llevo 4 meses andando alrededor de 2 horas diarias metido en una combi. Dos horas sentado en un asiento fierrudo (porque, como sé que voy a estar en ella como 1 hora, no me meto si no hay sitio) escuchando la música que sale de mi reproductor de mp3 (pues mi iPod se malogro, en parte, por usarlo tanto en la combi) en su interminable lucha por ganarle en potencia a la música del vehículo, que depende enteramente del ánimo y el barrio del conductor. Dos horas que me la paso pensando, o estudiando, o mirando por la ventana, o escrutando a los pasajeros que tengo alrededor, o pidiéndole Tumis al cobrador, o leyendo esos stikers (me muero de ganas de escribir estiquers) de "Editorial Chirre" con frases a lo "Si llegó tarde, no es culpa del chofer", o ese específico sobre abuso sexual con una imagen muy chistosa que algún día fotografiaré, o comparando una cumbia tras otra (y me he dado cuenta de que todas las del Grupo 5, y en general todas, son exactamente iguales), o haciendo alguna otra cosa adecuada para la situación.

Pero no puede ser que pierda dos horas diarias en un vehículo; son 10 horas a la semana, 40 horas al mes, casi dos días al mes sentado como un tarado. 

Lo único productivo que se puede sacar de esto es que estoy totalmente familiarizado y siento completa confianza al estar en una combi (y aclaremos una vez más que con combi me refiero a todo tipo de transporte público masivo intra-metropolitano). Si estoy sentado (y, en caso de estarlo en el asiento de adelante, con cinturón de seguridad), estoy tranquilo. Ya sé que de lunes a viernes, de 8 a 9 la combi es un apéndice removible de mi cuerpo, y que lo mismo pasa a la hora de salida. 

Conclusión:
Ya que voy a (pinche) estar dos horas diarias metido en una lata de sardinas con llantas, debería sacarle el jugo a ese tiempo de meditación. 

¿Con qué? Con un ¡¡LIBRO!! 

Leer es lindo; me he acordado  de eso recien hace ¿cuanto?, ¿dos semanas?, ¿semana y media? El punto es que me leido más de la mitad del libro que saque (un libro de 500 palabras -así bien Harry Potter style-), SÓLO leyendo sentado con mi mochila en la combi. Como siento plena confianza en que voy a llegar a donde quiero, y sé que la extensión de tiempo permite  un periodo de concentración pertinente para el caso, leo. No  me mareo, me aislo de la música y de las estupideces que dice el cobrador, y leo.

Y la vez pasada estaba llegando a la casa de uno de mis alumnos, y justo acaba de terminar un capítulo, entonces puse el marcador en su lugar, cerré el libro y me di con la sorpresa de que había leido más de la mitad. Sin pensar se me escapó un "Alamieeeeeeeeeeeeeeerda, que rápido", y las dos señoras que estaban sentadas frente a mi en el asiento reservado voltearon a mirarme feo. Tuve que disculparme y explicarles que mi reacción fue porque me di cuenta de que me había, literalmente, comido el libro sin darme cuenta. 

Y es curioso. Ahora que tengo un libro en la mochila, cuido mi mochila -como siempre-, pero antes la cuidaba porque tengo mi iPod (malogrado, dichoseadepaso), mi calculadora gráfica y mi calculadora científica, mis cartas de Magic, mi mp3 (si es que no está en mi bolsillo) y un par de cosas más en ella, pero ahora la cuido más, y lo que más me interesa salvar en caso de un robo, es el libro. Y eso, creo, solo pasa cuando un libro es excelente y entrañable (sería mentir decirles que no lo he leído en mi casa, pero solo un poquito antes de dormir). Que locura. 

10 comentarios:

  1. alucina que me da una nausea mortal leer en el micro, pero si, que bonito es cuidar la mochila con libro, me ha pasado

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  2. Leer en un micro pero me mareo usurasa.
    Por eso leo cuando espero.

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  3. yo no puedo leer en carros , me mareo horrible.
    Kafka en la orilla es excelente , fue el primero que lei de Murakami , Al sur de la frontera y al oeste del sol tambien es increible , te lo recomiendo... luego esta after dark que es menos bueno pero te sigue intrigando hasta el final ... ahora que vaya a Lima voy a leer tokyo blues , es super dificil conseguirlo , no se en cuantas tiendas lo he buscado , y esta en español asi que si quieres te lo paso :)

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  4. Yo me demoré 2 días en leer "1984" y fue en combi gran parte de lo que leí. Por suerte ya no me mareo mucho, sólo cuando pienso "ala, qué raro que no me maree" me comienza a doler la cabeza.
    Cuando terminé el colegio tenía 2 libros que quería leer y en mi universidad tampoco los encontré, es una pena cómo pueden estar tan mal surtidas, sólo tienen tesis, monografías y libros de investigación; cuando también sería bueno que tengan novelas.
    Buen post :)

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  5. Yo no puedo leer en la combi, es imposible. Me distraigo demasiado con la chicha/cumbia y con los gritos del cobrador ("javienpraa-javierpraaa"), además de las empujadas de la gente que esta parada y como se mueve la combi. En el micro es más fácil.

    Pd. Los ESTIQUERS de la combi son la voz.

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  6. Aunque no lo creas, por vivir cerca al trabajo, ya no subo a una combi hace años y sabes que sucede?...a veces, extraño subir en una. Caballero nomas, al inicio te llega pero luego te adaptas y ahora te da hasta nostalgia. Pues no solo por el tiempo q tienes para hacer mil cosas, sino xq a veces aunq no lo quieras escuchas unas historias increíbles, unas formas de pensar, conversar, costumbres, las peleas de parejas, etc. Bueno, para uno q le gusta "analizar" estas cosas es bien chevre ir en combi.

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  7. un libro de 500 palabras te lo acabas en cinco minutos primo

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  8. JAJAJAJAJAJA verdad, que tal ojo jose

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  9. Que bacán que hayas encontrado la lectura de micro. Yo experimenté la lectura de Bussing o de APTL, que era el transporte de mi época de universitario (hace como 35 años). Ya ni te preocupas de que el trayecto sea largo o tedioso, es más, mientras más largo, mejor.

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  10. Vivo en magdalena y diariamente en ir y venir son casi 4 horas al día que "PIERDO" entonces haciendo los cálculos como tú, me dí cuenta que la única manera de no perder tanto tiempo era leer, pero para mi es toda una estrategia, que comienza en ubicar un buen sitio en el micro, cosa díficil por cierto, hay que ver de vez en cuando lo que pasa a tu alredor, la gente, los choros, el chofer, pero al final la retribución de haber aprendido algo o haber tenido el placer de haber leído algo que te gusta, es una experiencia que cada uno lo sabe. En Canadá no sabes como la gente lee, en el metro, en los autobuses, en las calles sobre todo en verano claro está.
    Milagros /UPCH

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